En toda empresa existe una diferencia natural entre la realidad contable y la realidad fiscal. La contabilidad busca reflejar la imagen fiel de la actividad económica, mientras que la fiscalidad sigue criterios normativos que determinan cómo y cuándo se pagan los impuestos.
De esa diferencia nacen los llamados impuestos diferidos: un ajuste técnico que refleja la diferencia entre lo que tu empresa registra contablemente y lo que Hacienda considera a efectos fiscales. Estos impuestos diferidos marcarán si en el futuro la empresa tendrá que pagar más o, por el contrario, podrá ahorrar gracias a esas discrepancias temporales entre ambos marcos.
En este post de Ofidem vamos a profundizar en este término para entender en profundidad los impuestos diferidos, qué tipos existen y cómo pueden afectar a la planificación fiscal de tu empresa.
Diferencia entre resultado contable y base imponible
La clave para entender los impuestos diferidos está en saber que el resultado contable no siempre coincide con la base imponible sobre la que se calculan los impuestos. ¿Por qué ocurre esto? Porque las normas contables y las fiscales no siempre siguen el mismo criterio.
Ejemplos sencillos:
- Amortización contable vs. fiscal: Tu contabilidad dice que una máquina se deprecia en 10 años, pero Hacienda te permite amortizarla en 5.
- Provisiones no deducibles: En contabilidad puedes registrar una provisión por un posible gasto, pero fiscalmente aún no te dejan deducirla.
- Ingresos adelantados: Contablemente los reconoces ya, pero fiscalmente todavía no tributan.
¿Qué son los impuestos diferidos?
Los impuestos diferidos son ajustes contables que sirven para reflejar que, en el futuro, tu empresa tendrá que pagar más impuestos… o menos, debido a las diferencias entre las normas contables y las normas fiscales. Existen dos caras de la moneda:
- Activo por impuesto diferido: surge cuando en el futuro pagarás menos impuestos (porque ahora has pagado de más o porque tienes un derecho reconocido). Por ejemplo: Una provisión por una deuda incobrable que contablemente ya registras, pero fiscalmente aún no te dejan deducir.
- Pasivo por impuesto diferido: aparece cuando en el futuro tendrás que pagar más impuestos (porque ahora te has beneficiado de una deducción o ventaja temporal que luego se ajustará). Por ejemplo: Si cobras 12.000 € por un servicio anual, fiscalmente tributas todo de golpe, aunque contablemente solo reconozcas 1.000 € al mes.
Efectos contables y fiscales en la empresa
Los impuestos diferidos no son un simple apunte contable que quede escondido en los informes anuales. Representan un elemento clave para comprender la situación real de la empresa y anticipar su carga fiscal futura. Veamos cómo afectan en distintos planos:
- En el balance:
Los impuestos diferidos aparecen reflejados como un activo o como un pasivo. Esto influye directamente en la imagen fiel del patrimonio y en la interpretación de la solvencia de la empresa, ya que indica si existen cargas o beneficios fiscales pendientes de materializarse. - En la cuenta de pérdidas y ganancias:
No basta con calcular el impuesto corriente del ejercicio. Los impuestos diferidos permiten que la cuenta de resultados muestre también el impacto de las diferencias temporales. Así, el gasto por impuesto sobre beneficios incluye tanto lo que realmente se paga a Hacienda ese año como lo que se “reserva” para futuros ejercicios. Esto ofrece una visión más precisa del beneficio neto atribuible a los socios. - En el Impuesto de Sociedades:
Aquí es donde se nota con más claridad. La existencia de impuestos diferidos puede suponer que una empresa pague menos hoy pero más en el futuro (pasivos diferidos), o al contrario, que esté acumulando derechos para reducir su carga tributaria en ejercicios posteriores (activos diferidos). En ambos casos, la planificación fiscal resulta determinante para decidir inversiones, amortizaciones o provisiones. - En la gestión financiera y de liquidez:
Comprender los impuestos diferidos es vital para no llevarse sorpresas con la tesorería. Una empresa que aprovecha una amortización fiscal acelerada debe ser consciente de que hoy mejora su flujo de caja, pero dentro de unos años no tendrá ese “colchón” fiscal y la factura tributaria será mayor.
Consejos prácticos en la gestión de los impuestos diferidos
Como ves, los impuestos diferidos sirven de herramienta para tomar decisiones empresariales mejor fundamentadas. Lejos de ser un tecnicismo, tienen un impacto real en la liquidez, en la rentabilidad neta y en la visión estratégica de la empresa. Para gestionarlos de forma inteligente, ten en cuenta estos consejos:
- Evita sorpresas con la factura fiscal futura: recuerda que una ventaja fiscal de hoy puede traducirse en un mayor pago mañana.
- Planifica mejor la tesorería: anticipa los momentos en que tendrás más o menos carga tributaria para organizar tu liquidez con tranquilidad.
- Aprovecha las diferencias a tu favor: un activo por impuesto diferido puede convertirse en un ahorro real si sabes cómo y cuándo aplicarlo.
- Da una imagen fiel de tu empresa: asegúrate de que tu balance y tu cuenta de resultados reflejen correctamente la situación frente a Hacienda.
- Apóyate en un asesor especializado: un experto puede convertir estos ajustes técnicos en decisiones estratégicas que fortalezcan tu negocio.
En Ofidem te ayudamos a interpretar los impuestos diferidos y a integrarlos en tu planificación fiscal. Así tendrás la seguridad de que tus decisiones contables se traducen en una estrategia empresarial sólida y sin sobresaltos.