Laboral
10 abril, 2025

Cuando se constituye una sociedad limitada, una de las decisiones clave que deben tomar los socios es cómo se organizará la administración de la empresa. Esta elección no solo tiene implicaciones legales, sino que también influye en el funcionamiento diario del negocio y en su capacidad de respuesta ante retos y oportunidades. Dentro de las opciones posibles, una de las figuras más comunes y menos conocidas en profundidad es la del administrador mancomunado.

Entender qué es un administrador mancomunado, cuáles son sus funciones, responsabilidades y cómo se diferencia de otras formas de administración, como la solidaria, es fundamental para cualquier empresario que desee tener el control de su sociedad sin correr riesgos innecesarios. En este artículo, vamos a explicarlo todo de forma clara, práctica y con ejemplos, para ayudarte a tomar decisiones informadas.

¿Qué es un administrador mancomunado?

El administrador mancomunado es una de las formas de gestión más habituales dentro de la administración mancomunada de una sociedad limitada. En este modelo, la administración no recae en una única persona, sino en dos o más administradores que deben actuar de forma conjunta para que sus decisiones tengan validez legal.

Esto quiere decir que ningún administrador puede actuar por su cuenta, sino que todos los administradores mancomunados deben firmar, aprobar o ejecutar decisiones de forma simultánea. Esta estructura busca garantizar un mayor control y equilibrio en la gestión de la empresa, reduciendo el riesgo de decisiones unilaterales o precipitadas.

La figura del administrador mancomunado debe constar en los estatutos sociales de la empresa, y su nombramiento debe inscribirse en el Registro Mercantil. Además, es perfectamente compatible con la existencia de otros órganos de gobierno como la Junta General de Socios.

Responsabilidades de un administrador mancomunado

Como cualquier órgano de administración, los administradores mancomunados tienen la responsabilidad de gestionar la sociedad conforme a la ley, a los estatutos sociales y al interés social de la empresa. Sus principales funciones incluyen:

  • Representar a la sociedad frente a terceros, siempre de forma conjunta.
  • Ejecutar acuerdos de la Junta de Socios y cumplir con sus instrucciones.
  • Tomar decisiones de gestión económica, fiscal, laboral y comercial, siempre de manera consensuada entre los administradores.
  • Velar por el cumplimiento normativo en materia de contabilidad, tributación y protección de datos, entre otros aspectos legales.

Uno de los puntos más relevantes es la responsabilidad del administrador mancomunado. En caso de incumplimiento de sus deberes, los administradores pueden ser responsables solidarios o individuales, dependiendo del tipo de falta y de su implicación en la acción u omisión que haya provocado el daño.

Aunque ningún administrador mancomunado puede actuar de forma individual, en la práctica puede producirse una actuación indebida, como por ejemplo firmar un contrato sin el acuerdo del resto. En ese caso, la validez del acto dependerá de si el tercero actuó de buena fe o no. Si se demuestra que conocía la obligación de actuación conjunta, el acto podría considerarse nulo, y el administrador que se excedió en sus funciones podría responder personalmente por los daños ocasionados.

Ventajas e inconvenientes de la figura del administrador mancomunado

Optar por un modelo de administración mancomunada es una decisión estratégica que puede aportar ventajas interesantes, aunque también tiene algunas limitaciones que es importante valorar.

Ventajas

  • Mayor control interno: La necesidad de acuerdo entre los administradores evita decisiones impulsivas o no consensuadas.
  • Transparencia y confianza: Este modelo favorece una gestión compartida, lo que puede fortalecer la relación entre socios y mejorar el clima interno.
  • Reducción del riesgo de abuso de poder: Al no poder actuar de forma individual, se minimiza la posibilidad de que un administrador use su cargo para fines personales.
  • Reparto de responsabilidades: Al compartir las decisiones, también se comparte la carga mental y operativa de la gestión.

Inconvenientes

  • Mayor lentitud en la toma de decisiones: La necesidad de acuerdo puede hacer que algunas acciones urgentes se retrasen.
  • Posibilidad de bloqueo: Si los administradores no se ponen de acuerdo, la sociedad puede quedar paralizada.
  • Problemas entre administradores mancomunados: Las diferencias personales o de visión pueden derivar en conflictos graves que afecten al funcionamiento de la empresa.
  • Falta de flexibilidad operativa: En empresas que requieren rapidez o que operan en entornos muy cambiantes, esta figura puede resultar poco práctica.

Diferencias entre el administrador mancomunado y el solidario

Una de las dudas más frecuentes es qué diferencia existe entre un administrador mancomunado y un administrador solidario. Aunque ambas figuras se incluyen dentro de las formas posibles de administración de una SL, su funcionamiento es muy distinto:

  • Administrador mancomunado: Solo puede actuar si lo hace junto al resto de administradores. Todas las decisiones deben ser conjuntas.
  • Administrador solidario: Cada uno de los administradores puede actuar por su cuenta y representar a la empresa de forma independiente, sin necesidad de consenso. Ya hicimos otro post anteriormente donde te hablamos sobre la figura del administrador solidario.

Así, mientras la administración mancomunada ofrece más control pero menos agilidad, la administración solidaria brinda más autonomía pero también más riesgo de descoordinación.

¿Cómo se resuelven los problemas entre administradores mancomunados?

Los problemas entre administradores mancomunados no son infrecuentes, especialmente cuando hay desacuerdos sobre la dirección del negocio, decisiones estratégicas o interpretación de los estatutos. Dado que la actuación debe ser conjunta, cualquier bloqueo puede paralizar por completo la gestión de la empresa.

Para resolver estas situaciones, existen varias vías:

  • Diálogo y mediación interna: La primera opción siempre debe ser el diálogo entre las partes. Si no es suficiente, puede recurrirse a una mediación profesional para facilitar el consenso.
  • Intervención de la Junta de Socios: En caso de persistir el bloqueo, los socios pueden convocar una Junta General para abordar el conflicto y tomar decisiones. Por ejemplo, pueden modificar la estructura de administración, cesar a un administrador o establecer nuevas normas de funcionamiento.
  • Modificación de los estatutos: Si los conflictos son recurrentes, puede ser conveniente adaptar los estatutos sociales para prever mecanismos de desbloqueo, como la posibilidad de actuación por mayoría o designar un voto de calidad.
  • Vía judicial: Como última instancia, si los desacuerdos son graves y afectan al interés social, un socio o administrador puede acudir a los tribunales para solicitar medidas cautelares, el cese de un administrador o incluso la disolución de la sociedad.

Por esto, elegir la estructura de administración más adecuada es una decisión clave para la salud jurídica y operativa de cualquier empresa. Aunque el modelo de administradores mancomunados en una sociedad limitada puede ofrecer grandes ventajas, también requiere compromiso, entendimiento y un marco legal bien definido.

En Ofidem, te ayudamos a analizar tu situación, valorar los riesgos y elegir la fórmula de administración que mejor se adapte a tu empresa. Si estás pensando en constituir una sociedad o modificar tu forma de gestión, no dudes en contactar con nuestro equipo de expertos asesores.

Contar con una asesoría profesional no solo te ahorra tiempo, también te evita problemas legales y fiscales en el futuro. Porque en la toma de decisiones importantes, es mejor ir de la mano de quienes saben.