Elegir entre ser autónomo o constituir una Sociedad Limitada (SL) es una de las decisiones más importantes al iniciar un negocio. Además, pasar de autónomo a SL es una duda bastante común entre empresarios autónomos que ven cómo su negocio está creciendo.
Ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes que pueden influir en el desarrollo de tu actividad, en la fiscalidad y en la protección de tu patrimonio personal. Por eso, en este artículo analizamos las diferencias entre autónomo y SL, sus beneficios y desventajas, y en qué situaciones puede ser recomendable hacer el cambio de autónomo a SL.
¿Cuál es la diferencia entre ser autónomo y tener una SL?
La diferencia principal entre un autónomo y una Sociedad Limitada radica en la forma jurídica y en la responsabilidad sobre el negocio:
- Autónomo: Es una persona física que ejerce una actividad económica a título personal. Responde con su patrimonio personal ante posibles deudas y tiene un régimen fiscal y de seguridad social específico.
- Sociedad Limitada (SL): Es una persona jurídica con entidad propia, lo que significa que la responsabilidad está limitada al capital aportado a la empresa. Se requiere una gestión más formal y cumplir con obligaciones contables y fiscales más estrictas.
Ventajas e inconvenientes del autónomo y de la SL
Tanto los autónomos como las sociedades limitadas tienen ventajas y desventajas que conviene estudiar a la hora de tomar una decisión en torno al negocio de cada uno. A continuación, detallamos los aspectos clave de cada opción.
Ventajas e inconvenientes de ser autónomo
Ser autónomo es la opción más sencilla para iniciar una actividad, pero también implica ciertos riesgos.
Ventajas
- Fácil y rápido de constituir: Solo es necesario darse de alta en Hacienda y la Seguridad Social.
- Costes administrativos bajos: No requiere un capital mínimo ni gastos de constitución.
- Tributación flexible: El IRPF permite pagar impuestos en función de los ingresos mediante un sistema de tramos progresivos que oscila entre el 19% y el 47%.
- Control total: No hay socios ni estructura de administración que compliquen la toma de decisiones.
- Cuota reducida para nuevos autónomos: Existen bonificaciones en la cuota de autónomos de la Seguridad Social, como la tarifa plana para nuevos autónomos, que permite pagar una cuota reducida de 87,61€ mensuales durante los primeros 12 meses. Además, hay reducciones para colectivos específicos como jóvenes, mayores de 52 años y personas con discapacidad, así como bonificaciones por conciliación de la vida laboral y familiar.
Inconvenientes
- Responsabilidad ilimitada: Respondes con tu patrimonio personal ante las deudas del negocio.
- Impuestos progresivos: Si los ingresos superan los 40.000€ – 50.000€ anuales, el IRPF se sitúa en un tramo del 30% al 37%, mientras que el Impuesto de Sociedades tiene un tipo fijo del 23%, lo que puede hacer que este último sea más beneficioso en términos fiscales.
- Menor acceso a financiación: Difícil acceso a inversión o préstamos de gran volumen.
- Imagen menos profesional: Algunas empresas prefieren trabajar con sociedades mercantiles.
Ventajas e inconvenientes de tener una SL
La Sociedad Limitada es ideal para proyectos con mayor crecimiento, aunque conlleva más requisitos formales.
Ventajas
- Responsabilidad limitada: Solo se responde con el capital de la sociedad, protegiendo el patrimonio personal. Sin embargo, en ciertos casos puede haber una derivación de la deuda al patrominio personal, como cuando existen deudas fiscales o de Seguridad Social con negligencia o incumplimiento grave. También si la SL se usa de forma fraudulenta, o si han avalado personalmente un préstamo o una deuda de la empresa.
- Menor carga fiscal en ciertos casos: El Impuesto de Sociedades (23%) puede ser más ventajoso que el IRPF si se generan beneficios superiores a los 40.000€ – 50.000€ (30% al 37%).
- Mejor imagen empresarial: Inspira más confianza a clientes y proveedores.
- Acceso a financiación: Mayor facilidad para obtener créditos y atraer inversores, ya que las sociedades limitadas cuentan con una estructura empresarial más sólida y una imagen de mayor estabilidad financiera. Esto puede facilitar la obtención de líneas de crédito bancarias, préstamos para expansión o incluso atraer capital de inversores externos. Además, las SL pueden optar a más subvenciones y ayudas públicas dirigidas a empresas con entidad jurídica.
- Posibilidad de varios socios: Permite distribuir el riesgo y las responsabilidades, facilitando el acceso a más capital, la diversificación de tareas y la combinación de habilidades y experiencia entre los socios. Además, una SL permite establecer acuerdos de reparto de beneficios y responsabilidades de manera estructurada, asegurando una gestión más eficiente y profesional del negocio.
Inconvenientes
- Mayor complejidad de gestión: Requiere llevar contabilidad formal, presentar cuentas anuales y cumplir con más obligaciones fiscales.
- Impuestos sobre dividendos: Si se hace reparto de dividendos en la SL, los socios deben hacer una doble tributación (Sociedades e IRPF).
- Gastos de administración: Honorarios de gestoría, trámites notariales y Registro Mercantil.
¿Cuándo pasar de autónomo a SL?
El cambio de autónomo a SL suele ser recomendable en las siguientes situaciones:
- Aumento de facturación: Si superas los 40.000€ – 50.000€ anuales, el Impuesto de Sociedades puede ser más beneficioso que el IRPF.
- Mayor riesgo económico: Si tu actividad implica responsabilidad financiera elevada, una SL protege tu patrimonio personal, siempre y cuando no haya derivación de responsabilidades en los casos explicados anteriomente.
- Búsqueda de financiación: Una SL mejora el acceso a inversores y préstamos bancarios, ya que su estructura jurídica y contable proporciona mayor seguridad y transparencia a las entidades financieras. Además, al contar con una responsabilidad limitada y patrimonio diferenciado, la empresa puede presentar mejores garantías ante los bancos y organismos de crédito. También facilita la entrada de socios capitalistas o business angels, que pueden aportar fondos sin comprometer la estructura operativa del negocio.
- Necesidad de una imagen corporativa más sólida: Empresas y clientes pueden confiar más en una SL que en un autónomo.
- Contratación de empleados: La estructura empresarial de una SL facilita la contratación de personal, ya que permite gestionar nóminas de manera más eficiente, acceder a bonificaciones fiscales y ofrecer mejores condiciones laborales.
Asesoría para pasar de autónomo a SL
Tomar la decisión de pasar de autónomo a SL es un paso crucial para el crecimiento de tu negocio. Sin embargo, el proceso de constitución de una sociedad implica una serie de trámites que pueden resultar complejos si no cuentas con el asesoramiento adecuado.
En Ofidem, te ayudamos en todo el proceso: desde evaluar si te conviene realizar el cambio hasta la gestión de todos los trámites necesarios. Nos encargamos de la constitución de la SL, el alta en Hacienda y Seguridad Social, la elaboración de estatutos y todo lo necesario para que tu negocio siga creciendo sin complicaciones.
Si estás pensando en dar el paso, contacta con nosotros y te asesoraremos para encontrar la mejor solución según tus necesidades.